El dinero físico va perdiendo protagonismo. Y no es que el capitalismo vaya a eliminarse, sino que, en un entorno cada vez más tecnológico, la impresión de la moneda parece tener cada vez menos sentido.
En algunos países incluso ya se comenzó a transitar esta ruta. "El banco central de Dinamarca ya no fabrica billetes ni monedas desde 2013 y lleva invertidos muchos recursos en sistemas electrónicos", destaca Mario Mello, director general de PayPal América latina.
De hecho, uno de cada tres ciudadanos de ese país usa MobilePay, una aplicación desarrollada en 2013 que permite transferir dinero a otros celulares o cuentas.
En Suecia también van por ese mismo camino. El gobierno quiere que, de acá a cinco años, la moneda local habite solo virtualmente, a través de las pantallas de teléfonos, tablets y computadoras.
El efectivo y las tarjetas deberían sustituirse por medios de pago a través de dispositivos móviles para 2030. Al menos eso aseguran en un estudio realizado por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE por sus siglas en inglés).
La situación en el país todavía es incipiente y queda mucho por hacer. A comienzos de junio se dio un paso importante cuando el Banco Central aprobó una norma que, entre otras cosas, contemplaba el uso del teléfono como una billetera móvil.
De acuerdo con esa disposición, los bancos deberán desarrollar tres productos, y uno de ellos sería una aplicación que le permita a los usuarios realizar transferencias inmediata y de forma remota entre celulares.
"Hubo más apertura, pero todavía no funciona la billetera móvil como sí ocurre en otros países de la región. De todos modos, tanto las operadoras de celulares como los bancos están trabajando en el tema", le explicó a Infobae Marcela Carbajo, CEO de MovilGate, empresa dedicada a desarrollos móviles.
"La normativa es muy reciente y no se pusieron plazos, con lo cual no hay una fecha cierta. Esperamos recibir novedades en los próximos meses", añadió Christian Castello, director de Alianzas y Marketing de VeriTran.
Uno de los beneficios de este desarrollo es que los comercios recibirían los fondos de manera inmediata y no a las 48 horas como ocurre en la actualidad con los sistemas de posnet. Además, se podrían ahorrar el 1,5% que abonan por cada transacción.
También sería una forma de abrir el juego a otros. En la actualidad las grandes emisoras de tarjetas son las que tienen el control de los sistemas de pago electrónico y las que imponen altos costos a los comerciantes.
Esto se enmarca dentro de una iniciativa mayor del gobierno que apunta a bajar los costos de los medios de pago y disminuir el uso de efectivo, que, entre otras cosas, contribuye a la informalidad en la economía, como la evasión fiscal, por ejemplo.
Federico Sturzenegger dijo en su primer discurso como presidente del Banco Central que quiere trabajar en pos del desarrollo de diversas formas de pago electrónico. "Hoy vivimos con un dispositivo en el bolsillo que es teléfono, supercomputadora o posnet. Debemos trabajar para lograr que la gente abra una cuenta bancaria desde su celular, o que pueda enviar dinero a sus parientes en otros países sin tener que moverse de su casa", remarcó
"El gobierno de los Estados UNidos, por ejemplo, pierde US$ 100 millones al año en impuestos por pagos en efectivo que no se declaran. En segundo lugar, el dinero electrónico es más ecológico. Además del costo ambiental de producir los billetes y las monedas en sí, el transporte es otro factor de contaminación, sin contar el procesamiento de todos los documentos legales que genera cada lote de efectivo, la burocracia y el mantenimiento de miles de cajeros automáticos", reflexionó Mello.
Existen diversas formas de transmitir y recibir los pagos de forma virtual. "Una opción es el sistema de USSD, que es como un mensaje de texto para el usuario que lo recibe, y tiene un menú que le permite hacer elecciones. Lo usan muchas veces las operadoras para sus servicios, pero no lo emplean mucho los terceros. La sesión es encriptada y segura en todo su recorrido", destacó Carbajo.
Sin embargo lo que más se están imponiendo en el mundo es el NFC, que es una tecnología de cercanía que conecta a dos dispositivos y permite una lecto-escritura en ambos sentidos.
A la hora de pagar, se acerca el móvil a un lector, se abre una aplicación, conocida como cartera digital y luego la operación se valida con la huella dactilar o con una contraseña. El smartphone manda el código para la transacción y se realiza la transferencia.
"Lo bueno es que en el caso de las aplicaciones se puede utilizar seguridad avanzada como biometría facial y dactilar combinado con una clave dinámica de uso de única vez (soft token) que permite contar con un segundo factor de autenticación en el canal móvil tanto para validar al usuario como a las transacciones en sí mismas, y esto evita las posibilidades de fraude", subrayaron desde Veritran.
"Otra alternativa son los códigos QR o las tarjetas de crédito virtual de uso único que están asociadas a una transacción específica y cuyo número cambia constantemente para que el pago sea más seguro", añadió Castello.
Uno de los principales desafíos que encara un mundo sin dinero es que la gente crea en el sistema. Al 46% de los entrevistados por el IEEE, lo que más le preocupa de pagar en plataformas móviles, por ejemplo, es ver sus datos en la nube a disposición de piratas informáticos. Y al 33% le inquieta el procesamiento de pagos no autorizados.
Por otro lado, hay que pensar en los gastos de implementación y tiempo que implicaría imponer este sistema. Un camino, por otra parte que, más allá de las reticencias que pueda generar comenzó a avanzar y no parece detenerse.
En algunos países incluso ya se comenzó a transitar esta ruta. "El banco central de Dinamarca ya no fabrica billetes ni monedas desde 2013 y lleva invertidos muchos recursos en sistemas electrónicos", destaca Mario Mello, director general de PayPal América latina.
De hecho, uno de cada tres ciudadanos de ese país usa MobilePay, una aplicación desarrollada en 2013 que permite transferir dinero a otros celulares o cuentas.
En Suecia también van por ese mismo camino. El gobierno quiere que, de acá a cinco años, la moneda local habite solo virtualmente, a través de las pantallas de teléfonos, tablets y computadoras.
El efectivo y las tarjetas deberían sustituirse por medios de pago a través de dispositivos móviles para 2030. Al menos eso aseguran en un estudio realizado por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE por sus siglas en inglés).
La situación en el país todavía es incipiente y queda mucho por hacer. A comienzos de junio se dio un paso importante cuando el Banco Central aprobó una norma que, entre otras cosas, contemplaba el uso del teléfono como una billetera móvil.
De acuerdo con esa disposición, los bancos deberán desarrollar tres productos, y uno de ellos sería una aplicación que le permita a los usuarios realizar transferencias inmediata y de forma remota entre celulares.
"Hubo más apertura, pero todavía no funciona la billetera móvil como sí ocurre en otros países de la región. De todos modos, tanto las operadoras de celulares como los bancos están trabajando en el tema", le explicó a Infobae Marcela Carbajo, CEO de MovilGate, empresa dedicada a desarrollos móviles.
"La normativa es muy reciente y no se pusieron plazos, con lo cual no hay una fecha cierta. Esperamos recibir novedades en los próximos meses", añadió Christian Castello, director de Alianzas y Marketing de VeriTran.
Uno de los beneficios de este desarrollo es que los comercios recibirían los fondos de manera inmediata y no a las 48 horas como ocurre en la actualidad con los sistemas de posnet. Además, se podrían ahorrar el 1,5% que abonan por cada transacción.
También sería una forma de abrir el juego a otros. En la actualidad las grandes emisoras de tarjetas son las que tienen el control de los sistemas de pago electrónico y las que imponen altos costos a los comerciantes.
Esto se enmarca dentro de una iniciativa mayor del gobierno que apunta a bajar los costos de los medios de pago y disminuir el uso de efectivo, que, entre otras cosas, contribuye a la informalidad en la economía, como la evasión fiscal, por ejemplo.
Federico Sturzenegger dijo en su primer discurso como presidente del Banco Central que quiere trabajar en pos del desarrollo de diversas formas de pago electrónico. "Hoy vivimos con un dispositivo en el bolsillo que es teléfono, supercomputadora o posnet. Debemos trabajar para lograr que la gente abra una cuenta bancaria desde su celular, o que pueda enviar dinero a sus parientes en otros países sin tener que moverse de su casa", remarcó
"El gobierno de los Estados UNidos, por ejemplo, pierde US$ 100 millones al año en impuestos por pagos en efectivo que no se declaran. En segundo lugar, el dinero electrónico es más ecológico. Además del costo ambiental de producir los billetes y las monedas en sí, el transporte es otro factor de contaminación, sin contar el procesamiento de todos los documentos legales que genera cada lote de efectivo, la burocracia y el mantenimiento de miles de cajeros automáticos", reflexionó Mello.
Existen diversas formas de transmitir y recibir los pagos de forma virtual. "Una opción es el sistema de USSD, que es como un mensaje de texto para el usuario que lo recibe, y tiene un menú que le permite hacer elecciones. Lo usan muchas veces las operadoras para sus servicios, pero no lo emplean mucho los terceros. La sesión es encriptada y segura en todo su recorrido", destacó Carbajo.
Sin embargo lo que más se están imponiendo en el mundo es el NFC, que es una tecnología de cercanía que conecta a dos dispositivos y permite una lecto-escritura en ambos sentidos.
A la hora de pagar, se acerca el móvil a un lector, se abre una aplicación, conocida como cartera digital y luego la operación se valida con la huella dactilar o con una contraseña. El smartphone manda el código para la transacción y se realiza la transferencia.
"Lo bueno es que en el caso de las aplicaciones se puede utilizar seguridad avanzada como biometría facial y dactilar combinado con una clave dinámica de uso de única vez (soft token) que permite contar con un segundo factor de autenticación en el canal móvil tanto para validar al usuario como a las transacciones en sí mismas, y esto evita las posibilidades de fraude", subrayaron desde Veritran.
"Otra alternativa son los códigos QR o las tarjetas de crédito virtual de uso único que están asociadas a una transacción específica y cuyo número cambia constantemente para que el pago sea más seguro", añadió Castello.
Uno de los principales desafíos que encara un mundo sin dinero es que la gente crea en el sistema. Al 46% de los entrevistados por el IEEE, lo que más le preocupa de pagar en plataformas móviles, por ejemplo, es ver sus datos en la nube a disposición de piratas informáticos. Y al 33% le inquieta el procesamiento de pagos no autorizados.
Por otro lado, hay que pensar en los gastos de implementación y tiempo que implicaría imponer este sistema. Un camino, por otra parte que, más allá de las reticencias que pueda generar comenzó a avanzar y no parece detenerse.
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