Gazlenoticias

5/24/2018

La deficiencia de las infraestructuras en América Latina

Las buenas condiciones de las carreteras, el acceso al agua potable, el saneamiento o una buena red eléctrica, aumentan la productividad y reducen costos de producción, por lo que son indispensables para promover el desarrollo de los países. Sin embargo, las carencias de infraestructura, las regulaciones y marcos de gobernanza corporativos y la falta de incentivos de los gobiernos hacen que los servicios en América Latina sean deficientes. Los bajos niveles de inversión en infraestructura en los países en vías de desarrollo son una de las principales causas de crecimiento limitado, según el informe Descubriendo el Velo Sobre los Datos de Inversión en Infraestructura en América Latina y el Caribe, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Desde el punto de vista de las pérdidas de energía, mientras que en los países de la OCDE las fugas equivalen al 6% de la energía producida, en América Latina las pérdidas ascienden al 16%. En cuanto a la densidad de infraestructura de transporte en relación con el nivel de ingreso, el índice de carreteras pavimentadas de la región es similar al de África. Y a nivel logístico, los costos de exportación en América Latina son más elevados que en el sur de Asia y los plazos de exportación son más largos que los de los países de Asia oriental.

Por ellos, según expertos de diferentes organismos, América Latina debería invertir en torno al 5% de su PIB durante algunos años para cerrar la brecha en infraestructura. Sin embargo, la suma de la inversión pública y privada en infraestructura en la región apenas llegó al 3,5% del PIB regional entre el año 2008 y 2017. Si bien se trata de una proporción insuficiente, a lo largo de la década la situación tuvo cierta mejoría pasando desde el 3% que representaba en 2008, hasta alcanzar su punto máximo en el año 2013 con un 4,2% del PIB, para luego volver a bajar en 2015 al 3,2%. Por países, mientras que en el año 2008 los países que más invertían en infraestructura eran Panamá, Belice y Honduras, en 2015 eran Bolivia, Perú y Colombia, quienes más que duplicaron el porcentaje de la inversión con respecto al PIB.

En cuanto a la relación entre la inversión pública y privada en América Latina, esta se ha mantenido constante a lo largo del tiempo, con una contribución pública cercana al 70%. Los países con la mayor participación del sector privado son Honduras con el 62%, Brasil 54% y Chile con el 49%, mientras que países como Bolivia, Belice, Trinidad y Tobago el total de la inversión es prácticamente pública.

Si bien la proporción entre la inversión publica y privada en infraestructura económica, –categoría que el informe asigna a transporte, telecomunicaciones, electricidad, y agua y saneamiento– no ha cambiado sustancialmente, lo que sí ha variado es la proporción que atraen los diferentes sectores. En términos generales, a lo largo del período contemplado, el 44% del total de la inversión se destinó al transporte, el 33% a energía, 15% a telecomunicaciones y 11% a agua y saneamiento. Sin embargo, mientras que las telecomunicaciones y la energía atraen el mayor interés de la inversión privada, los otros dos sectores son poco atractivos para el capital privado.

Según el informe del BID, "la calidad de la infraestructura en ALC se encuentra atrasada, en particular si se le compara con la de economías de países desarrollados y economías asiáticas de rápido crecimiento". Este atraso se debe a los bajos niveles de inversión en infraestructura que a lo largo de los años han acentuado la brecha. Por ello, para acabar con los "cuellos de botella que limitan el potencial crecimiento", es fundamental que los gobiernos planifiquen estratégicamente las inversiones y que generen condiciones que atraigan una mayor proporción de inversión privada.

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