Unas 3.000 personas se manifestaron frente a la famosa playa de Copacabana contra el presidente interino Michel Temer. Luego marcharon hasta las cercanías del estadio Maracaná, escenario de la inauguración de Río 2016
Rio de Janeiro ultimaba este viernes los preparativos para la inauguración de los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica entre protestas de miles de cariocas contra la máxima cita deportiva mundial.
Con carteles que portaban mensajes como "Juegos de la exclusión" o "Estado asesino", cientos de manifestantes se desplazaban hasta las cercanías del estadio Maracaná, escenario de la ceremonia, en medio de un impresionante dispositivo de seguridad en la zona.
Más temprano, unos 3.000 manifestantes protestaron ruidosamente frente a la famosa playa de Copacabana contra el presidente interino Michel Temer. "No a las Olimpiadas", "Fuera Temer" y "Fuera todos", señalaban algunos de los carteles de los manifestantes, que se concentraron frente al lujoso hotel Copacabana Palace, a pasos del estadio olímpico de vóley playa, frente a las miradas de cientos de turistas e integrantes de numerosas delegaciones.
La ceremonia de apertura de Río 2016 exhibirá la variada cultura popular brasileña pero sin excentricidades ni lujos, cuando el gigante sudamericano vive una inédita crisis económica y política. Apenas 37 mandatarios extranjeros estarán acompañando al presidente interino brasileño Michel Temer en la ceremonia de apertura, la mitad que en Pekín-2008 y Londres-2012.
Temer, quien apenas cosecha un nivel de aceptación del 22%, se someterá a un virtual referendo cuando declare inaugurados los juegos ante unos 70.000 espectadores. En recesión económica, Brasil además atraviesa una grave inestabilidad política que mantiene suspendida a la presidenta Dilma Rousseff, a la espera de que el Senado juzgue si será destituida por supuesta manipulación de las cuentas públicas.
Los organizadores desmintieron, sin embargo, las informaciones de que hubieran mecanismos previstos para camuflar los posibles abucheos a Temer y trataron de desligar la política del espectáculo.
"Las ceremonias olímpicas quedan en la memoria colectiva, pero no se recuerda quién era el presidente en Barcelona-92 o en Atlanta-96. Te acuerdas del espectáculo, de Mohamed Ali con la mano temblorosa al encender el pebetero o del arquero que lanzó la flecha en Barcelona", valoró Marco Balich, productor ejecutivo del espectáculo. La tolerancia contra la crispación en Brasil y gran parte del resto del mundo es la consigna que prevalecerá en la celebración en un país que respira danza y canto por toda su enorme geografía.
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