Es una cuestión de “riesgo
reputacional”, comentó a AFP una fuente del Citibank que pidió la
reserva de su identidad. Explicó que la decisión de salir del negocio de
corresponsal bancario en Venezuela también afecta a bancos privados,
pero la franquicia se mantendrá en el país. “Esto agrega una
complicación porque dificulta los pagos exteriores y hace más compleja
las transacciones externas”, declaró a AFP el diputado opositor José
Guerra, exdirectivo del BCV. La determinación de Citibank se suma
a la seguidilla de anuncios de cierres o recortes de operaciones de
empresas en Venezuela, los grupos estadounidenses como Coca-Cola, Kraft
Heinz y Clorox, o las aerolíneas Lufthansa, Aeroméxico y American
Airlines.
“El mundo está aceptando que hay cosas muy críticas del
gobierno de Venezuela. Citigroup puede estar intentando evitar futuros
litigios”, comentó a AFP Alberto Bernal, estratega en jefe de XP
Securities. Cumpliendo su amenaza de intervenir las empresas que
cesen operaciones, el gobierno se hizo el lunes con el control -y la
entregó a los trabajadores- de la planta del fabricante estadounidense
de productos de higiene personal Kimberly-Clark, que suspendió
operaciones argumentado “el deterioro” económico. “A Venezuela no
la detiene nadie. Con Citibank o sin Citibank, nosotros vamos. Con
Kimberly o sin Kimberly, Venezuela va”, advirtió Maduro.
El país
con las mayores reservas petroleras del mundo sufre una grave crisis,
agravada por la caída de los precios del petróleo, con una escasez que
alcanza 80% de alimentos y medicinas, y una inflación de 180,9% en 2015 y
proyectada por el FMI en 720% para 2016. “Las empresas se van
porque no reciben divisas, no tienen con qué importar insumos y dejan de
producir. La respuesta es tomar la planta, pero ¿con qué van a producir
los trabajadores”?, expresó a la AFP el economista Pedro Palma,
director de la firma Ecoanalítica. La oposición y analistas
críticos del gobierno sostienen que la crisis es resultado del modelo de
intervención estatal y del régimen de control de cambio vigente desde
2003, pero Maduro asegura que es víctima de una “guerra económica” que
busca provocar malestar para derrotarlo.
Militarización de la economía
“No me gusta la intervención militar”
en cuestiones civiles, pero “este es un asunto de seguridad y defensa
de la nación”, declaró Padrino López. “Es un asunto de disciplina”,
agregó.
Maduro argumenta que los militares pondrán orden, pues
acusa a la empresa privada de controlar 93% de la distribución de
productos básicos y de estar “pulverizando” todo el sistema con el
acaparamiento y la especulación. “No hay ningún cambio relevante,
excepto la profundización de ese modelo que hasta ahora lo que ha hecho
es destruir la capacidad productiva”, afirmó el economista Luis Vicente
León. El aumento del poder de los militares en la política
-comandan 10 de una treintena de ministerios- y en la economía desató
fuertes críticas.
Amenaza “la tranquilidad y la paz”, consideró
este martes la Conferencia Episcopal, mientras el presidente del
Parlamento -de mayoría opositora-, Henry Ramos Allup, señaló que
refuerza “la nefasta imagen del pretorianismo”. Maduro, a quien
la oposición busca sacar del poder mediante un referendo revocatorio, ya
había advertido de la necesidad de “un poder militar cada vez más
grande” para enfrentar la “guerra económica”.
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