En su primera aparición luego de comenzado el golpe, a través de Skype y para la cadena CCNTürk, el mandatario acusó a una una estructura paralela de poder, el término que usualmente usa para referirse a los seguidores del imán Gülen, uno de sus principales enemigos. Tiempo después, cuando Erdogan arribó al aeropuerto internacional Ataturk en Estambul, señaló en conferencia de prensa que los militares golpistas "toman órdenes de Fetollah Gülen" y que el intento de golpe "muestra que lo seguidores de Gülen son una organización terrorista armada", según consigna la agencia Reuters.
Antes de ser responsabilizados por el intento de golpe, el movimiento Alliance for Shared Values de seguidores del clérigo enviaron un comunicado en el que condenaron "cualquier intervención militar en los asuntos internos de Turquía". Mientras que el mismo Gülen envió un comunicado en la madrugada del viernes: "Como alguien que sufrió bajo múltiples golpes militares durante las últimas cinco décadas, resulta especialmente insultante ser acusado de tener alguna relación con este intento. Niego categóricamente tales acusaciones". El mán, uno de los fundadores del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), se convirtió en enemigo de Erdogan luego de que una serie de acusaciones de corrupción en el gobierno fueran destapadas por simpatizantes del imán en 2013.
A pesar de mostrarse alejado del secularismo, Gülen promovió siempre el diálogo interreligioso e incluso se reunió con el Papa Juan Pablo II en 1998. Erdogan se apoyó en su figura para limitar el rol de militares nacionalistas en la política turca, pero las acusaciones por corrupción quebraron la relación. Desde el 2014 el gobierno turco ha intentado sin éxito extraditar a Gülen para juzgarlo por manejar un "grupo armado terrorista".
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