Gazlenoticias

7/19/2016

Nueva York se convierte en un inmenso Gimnasio Pokémon


Un grupo de jóvenes se entretiene con'Pokemon Go' en sus teléfonos inteligentes en Union Square en Nueva York (EEUU). La aplicación para celulares ofrece a los jugadores un mundo virtual que corresponde a la su actual ubicación de GPS. NUEVA YORK. No han pasado ni 15 días desde su lanzamiento, pero el revolucionario juego de realidad aumentada “Pokémon Go” sigue batiendo récords por todo el mundo y ya se ha adueñado de las calles de Nueva York, que se han convertido de la noche a la mañana en un inmenso Gimnasio Pokémon. Pikachu, Charmander, Magikarp o Caterpie campan a sus anchas por los lugares más emblemáticos de la ciudad, como el Empire State Building, Times Square, Wall Street o Central Park, donde cientos de “entrenadores pokemon” se citan día tras día en los diferentes puntos donde estas criaturas ficticias aparecen con más asiduidad.

“En la última semana he venido cinco veces aquí. Más que en los últimos tres meses”, explicó a Efe Malik, un joven jugador de 19 años que esperaba a unos amigos para ir a cazar pokémones en una de las entradas al sur de Central Park.

Y es que mientras otras ciudades más pequeñas limitan las posibilidades del juego de realidad aumentada, Nueva York ofrece un sinfín de posibilidades y puntos de encuentro donde algunos ven la oportunidad de cazar pokémones y subir su nivel, pero también de hacer nuevos amigos.

Encontrar a otros jugadores no es difícil: los puntos donde se concentran más fans de este fenómeno, que empezó hace casi dos décadas en las primeras consolas portátiles de Nintendo, son aquellos donde el mapa señala un Gimnasio Pokémon virtual.

Ya sea a las puertas de la Librería Nacional, la Catedral de San Patricio o en el Museo de Arte Moderno (MoMA), los jugadores ponen a prueba sus habilidades y el nivel de sus “criaturas” en combates digitales.

A pesar de que en las primeras versiones del juego las ciudades solo contaban con un único gimnasio donde retar a los mejores entrenadores, Manhattan garantiza uno de estos “centros” casi cada 4 cuadras, algo que se percibe desde lejos.

Allá donde se encuentran decenas de personas incapaces de apartar sus ojos de la pantalla y caminando en círculos hay un gimnasio pokemon.

Así lo contaban a Efe Erika y Laura, dos adolescentes que se conocieron tres días atrás en Bryant Park jugando al mismo juego y que ahora “unían fuerzas” para pasear y soportar el calor de la ciudad en busca de aumentar el registro de su pokédex, una enciclopedia interactiva que cataloga a cada pokemon observado o capturado.

“Es mucho mejor este tipo de juegos, que nos permiten salir a la calle, que no quedarnos en casa hablando a través de un chat”, defendió una de las jóvenes.

Y es que “Pokémon Go” obliga a sus jugadores a caminar por las calles y los parques para seguir avanzando y subiendo niveles, una apuesta de juego arriesgada y con apenas precedentes que, por ahora, solo sabe cosechar éxitos.

Con más de 15 millones de descargas en Estados Unidos, el juego, que desde el viernes ya está disponible en varios países, superó rápidamente a Facebook, Snapchat, Twitter o Instagram en tráfico de usuarios.

Uno de los secretos del esplendoroso éxito del juego es el público al que se dirige, que incluye tanto a nuevos aficionados como a los mayores nostálgicos que hace 15 años capturaron a los 150 en sus Game Boy.

Por todo ello, las acciones de Nintendo han subido como la espuma y el fabricante japonés ya ha visto cómo estas se revalorizaban un 76 % desde el lanzamiento el pasado 6 de julio.

Pero como todo, esta fiebre desenfrenada también ha traído consigo un lado más oscuro. El martes por la noche, un conductor se estrellaba contra un árbol al norte del estado de Nueva York.

El piloto admitió ante la policía haberse distraído cazando pokémones al volante, según informaron medios locales.

Los desarrolladores del juego, quizás viéndolo venir, se cubren las espaldas: “Estad atentos a vuestro alrededor” es el primer mensaje que aparece cada vez que se abre la aplicación.

Pero eso no impide que una vez sumergidos en ese mundo virtual, la realidad quede, a veces, en un segundo plano.

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