Quizás son muchos los que se preguntan ¿puede un robot despertar la
empatía de un ser humano y llegar a remediar la soledad? pues
actualmente Kamame Hayashi, trabaja en un autómata con la capacidad
de cumplir con estas funciones y quiere llegar en cada hogar.
El robot Pepper fue comercializado en el año 2015 como el primer
autómata con la capacidad de poder interpretar las emociones y el
lenguaje de los humanos y se ha convertido en uno de los rostros más
reconocibles de la gran vanguardia tecnológica de Japón,
pudiendo interactuar de una manera sorprendente con varias personas
tanto dentro como fuera del hogar.
“Fue un enorme paso adelante en la robótica y demostró que el mercado
de los autómatas domésticos tiene un gran potencial”, afirma Hayashi,
quien esta bastante orgulloso de su creación en un comunicado que emitió
a los medios desde su oficina de Akihabara, en el barrio tokiota, el
cual es un barrio conocido por sus muchas tiendas de electrónica, videojuegos y también de manga (lo que podría resultar en un paraíso para algunos geeks).
Hayashi lideró personalmente al equipo que concibió al humanoide y
cada una de sus fases de desarrollo, hasta llegar a su
anatomía curvilínea, pero tras el lanzamiento al mercado del robot
Pepper en el pasado junio de 2015 y su gran éxito comercial, vendiendo
las primeras 1.000 unidades en tan solo un minuto, decidió abandonar el
barco.
Este experimentado ingeniero mecánico quien nació en Aichi (el cual
es el centro de Japón) ya hace 45 años fue fichado por el gigante nipón
de la industria de las telecomunicaciones Softbank con el objetivo
de liderar el proyecto de Pepper en 2012, luego de haber trabajado en el
desarrollo de prototipos de fórmula uno para la escudería Toyota.
Unos pocos meses luego de dejar Softbank, Hayashi fundó su propia
compañía, la cual lleva por nombre Groove X, con el objetivo de
desarrollar un autómata para las casas diferente pero basado en las
premisas de la comunicación no verbal, apariencia no humana y capacidad
de conectar de manera emocional con personas e integrantes de la
familia.
“No me interesan las máquinas que sustituyen o emulan labores
humanas, sino aquellas que nos pueden ayudar a sentirnos mejor”, es lo
que explica Hayashi, quien ha reclutado para su empresa a un grupo de
veinte personas de distintas disciplinas diversas, como es el caso de la
biología, la danza, la ingeniería industrial o los videojuegos.
¿Te gustaría tener un robot en tu casa?
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