Hay varios puntos que separan a quienes están a favor y en contra de legalizar la marihuana en las Américas, pero existe uno en el que todos parecen coincidir: el magnate George Soros y su Open Society Foundations se han vuelto actores claves en el tema.
El nombre del húngaro-estadounidense de 83 años resonó en el debate sobre el cannabis en Uruguay, tras conocerse que Open Society financió una campaña a favor de la ley que la semana pasada convirtió a ese país en el primero en legalizar el comercio de la droga.
Soros, un controvertido inversionista, especulador y filántropo que en 1992 contribuyó a provocar una devaluación de la libra esterlina, también se reunió en septiembre con el presidente uruguayo, José Mujica, para discutir su iniciativa respecto a la marihuana.
"Como él tiene influencia en algunas ONG importantes, estuvo colaborando y va a seguir colaborando en eso", declaró Mujica al finalizar ese encuentro en Nueva York.
Fundada y presidida por Soros, Open Society financia también grupos que impulsan cambios en la estrategia sobre cannabis en la región y Estados Unidos, incluida la Comisión Global sobre Política de Drogas que integran los expresidentes Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ernesto Zedillo (México) y César Gaviria (Colombia), entre otras personalidades.
"Open Society ha sido un actor muy clave dando apoyo a grupos de la sociedad civil que buscan promover una apertura" en la política de drogas, le dijo a BBC Mundo John Walsh, un experto de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), que también recibe donaciones de la fundación de Soros.
Pero, ¿por qué un octogenario considerado entre los hombres más ricos del mundo tiene tanto interés en la política regional de drogas?
La DEA ha criticado duramente la legalización de la marihuana en Uruguay.
Soros salvó su vida en la ocupación nazi de Hungría gracias a su padre y dejó el país tras sobrevivir a la batalla de Budapest entre tropas alemanas y soviéticas.
Luego de instalarse en EE.UU. y amasar fortunas con sus fondos de inversión, comenzó a financiar proyectos de apertura en países de la antigua Unión Soviética y en otras partes del mundo. Sus donaciones han sumado miles de millones de dólares.
Pedro Abramovay, exsecretario de Justicia de Brasil que este año pasó a dirigir los trabajos de Open Society en América Latina, indicó que además de la política de drogas su equipo trabaja en temas como derechos humanos, transparencia y migración.
"El punto es que con las drogas tal vez seamos uno de los únicos", le dijo Abramovay a BBC Mundo, marcando una diferencia con las otras áreas de acción que involucran a muchas más organizaciones.
Indicó que la preocupación por la política sobre narcóticos deriva del interés en promover los derechos humanos. "No podemos hablar de derechos humanos sin cuestionar la guerra a las drogas", aseguró.
Y negó que la estrategia de Open Society en la región pueda tener algún vínculo con los negocios de Soros en el área agrícola o de cualquier otro tipo.
"Soy director y responsable para la estrategia de Open Society en América Latina y no sé absolutamente nada de los negocios de Soros", afirmó Abramovay. "Nunca he recibido ningún tipo de presión ni dirección que venga de la parte de los negocios".
Open Society invierte unos US$34 millones en América Latina y 10% de ese total se destina a la temática de las drogas, financiando organizaciones en la región que impulsan cambios de política y tejiendo contactos entre ellas, informó su director regional.
En EE.UU., uno de los grupos que recibe ayuda de la fundación de Soros es la Drug Policy Alliance, que impulsó la legalización de la marihuana en Colorado y Washington y envió una experta a Uruguay durante el trámite de la ley.
La campaña publicitaria a favor de la legalización de la marihuana en Uruguay se realizó a través de Regulación Responsable, una coalición que reúne diferentes organizaciones e individuos.
El costo de esa campaña fue de unos US$100.000, un monto significativo para el mercado uruguayo, de los cuales cerca de US$60.000 provinieron de Open Society, según informaron medios locales.
"No sabemos cuál es el mejor tratamiento, tenemos que experimentar y Uruguay es uno de los países experimentando", declaró Soros tras su reunión con Mujica. "Queremos reducir el daño causado por las drogas y la guerra a las drogas".
De hecho, Open Society se apresta a pasar a una nueva etapa en Uruguay, apoyando un sistema de evaluaciones independientes sobre el impacto de la ley, indicó Abramovay.
Y sostuvo que en Uruguay "están muy contentos" con esa ayuda.
Sin embargo, no todos los uruguayos parecen de acuerdo.
Pedro Bordaberry, senador del opositor Partido Colorado, criticó que en este tema Mujica haya buscado apoyo de Soros y David Rockefeller, otro magnate estadounidense con quien se reunió en Nueva York.
"Antes marchaban con el Che Guevara por la tierra y ahora marchan con Soros y Rockefeller por la marihuana", dijo Bordaberry. "No queremos ni a Soros ni a Rockefeller ni ser experimento", agregó en diálogo con BBC Mundo.
El senador citó reportes periodísticos uruguayos que sugirieron que el interés de Soros podría estar vinculado a negocios de Monsanto, multinacional especializada en siembra y venta de semillas genéticamente modificadas, aunque dijo carecer de pruebas al respecto.
Ante esas versiones, Monsanto emitió un comunicado en septiembre negando que tuviera "vinculación con el desarrollo o comercialización de marihuana" o que estuviera trabajando "para patentar una semilla de marihuana transgénica en Uruguay ni en ningún otro lugar del mundo".
Abramovay negó por su parte que Soros sea accionista de Monsanto, advirtiendo que en este tema "se abre un espacio grande para teorías de la conspiración".
Walsh, el especialista de WOLA, sostuvo empero que por razones políticas "esa pregunta sobre los intereses de Soros va a mantenerse como en el aire, a pesar de las negaciones".
"(Soros) es un tipo con una riqueza que no se puede imaginar", afirmó.
Y aseguró que a su edad "no necesita" tramar eventuales negocios con la marihuana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario