En su tradicional oración de fin de año, el papa Francisco pidió a los romanos no dejar que la belleza de la ciudad los cegara a la presencia de desamparados, refugiados y desempleados viviendo en su entorno.
"Roma es una ciudad llena de turistas pero también de refugiados", dijo el Pontífice. "En ella hay tantas personas marcadas por la miseria material y moral, personas pobres, miserables, sufridoras".
Francisco recalcó que, al entrar el año nuevo, se debería reflexionar y preguntar si 2013 lo utilizamos para avanzar nuestros propios intereses o para ayudar a otros.
El Obispo de Roma después visitó el tradicional pesebre en la Plaza de San Pedro e intercambió saludos con los fieles congregados allí.
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